Hoy, arrepentido, cree que “nadie debería de tener un mono en casa” pero hace 20 años, cuando un amigo le ofreció quedarse con la pequeña macaca de Berbería no lo tenía tan claro, de hecho, se la quedó, y para más inri, la llamó Miniyo.
A Juan (nombre ficticio) le gustan los animales. Tiene perros, gatos y ha tenido gallinas, faisanes, pavos reales y, craso error, una macaca de Berbería. Después de 2 décadas ha comprendido que a la pequeña primate le ha faltado libertad y por eso ha decidido donarla a AAP Primadomus. Pero “la libertad...